“ORINOCO” es un pensamiento que viaja al futuro para presentarnos lo que queda de humanidad después de una gran catástrofe. Tres sobrevivientes resisten mientras el tiempo se agota. ¿Su única esperanza? un lugar mítico donde, tal vez, pueda florecer de nuevo todo.
En tiempos en que la crisis climática azota a Chile y el mundo, la pregunta por el agua vuelve a la palestra con una fuerza inusitada. A pasos agigantados, tal vez irreversibles, nos acercamos a un mundo post apocalíptico: lo que antes ocurría solo en las películas, en fantasías afiebradas y pesimistas, se vuelve realidad de una manera monstruosa.
Recientemente, el Foro Económico Mundial determinó que la escasez de agua apta para consumo humano es uno de los mayores riesgos globales en términos de impacto potencial durante la próxima década. “ORINOCO” (en el idioma de los indios guaraúnos, “un lugar para remar”), es un montaje que viene a encender una luz de alerta sobre los desafíos que enfrentamos a la hora de transformar nuestras formas de vivir juntos y, por cierto, hacerlas sostenibles.
Recientemente, el Foro Económico Mundial determinó que la escasez de agua apta para consumo humano es uno de los mayores riesgos globales en términos de impacto potencial durante la próxima década. “ORINOCO” (en el idioma de los indios guaraúnos, “un lugar para remar”), es un montaje que viene a encender una luz de alerta sobre los desafíos que enfrentamos a la hora de transformar nuestras formas de vivir juntos y, por cierto, hacerlas sostenibles.
La obra se estrenará en julio en Teatro La Memoria, espacio que cuenta con el financiamiento del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio a través de su Programa de Apoyo a Organizaciones Culturales Colaboradoras.
Dos hermanos, Olmos (Pablo Muza) y Roger (Felipe Zepeda) sobreviven en un búnker en la ciudad de Calama. Como los únicos humanos con una reserva de agua, pueden considerarse unos privilegiados. Pero la soledad, la locura y la falta de alimento los hace verse como son: los últimos especímenes de una raza derrotada por la avaricia y la corrupción. La llegada de Laura (alias Kanishi, interpretada por Susana Hidalgo), una extraña mujer que ha sobrevivido -como ellos- ante el ambiente venenoso del mundo, los pone en jaque. ¿Será ella la nueva Eva donde comenzará todo? Orinoco es la clave. Un lugar mítico, una fuente de agua y vida, donde, tal vez, pueda florecer de nuevo todo. Ella tiene el mapa. Pero no es tan fácil llegar.
“ORINOCO” es un texto escrito desde el desborde. Desde eso que escapa, que se descompone, que no se deja organizar en narrativas salvadoras. Surgió como una resistencia a este presente que se nos vino encima (entre pandemias, sequías y crisis del lenguaje) que nos deja a nosotros, cuerpos comunes, soportando un sin sentido cada vez más árido. En ese paisaje de ruina, ORINOCO propone una esperanza que no salva. Una esperanza delirante, fuera de margen. Sus personajes enigmáticos, violentos, extraviados, no buscan redención. Solo intentan sobrevivirse a sí mismos. Son cuerpos post-civilización que, en medio de sus propias miserias, comienzan a leer el mapa mítico que los atraviesa: uno hecho de muerte, violencia y segregación.
La escenografía, a cargo de Nicolás Jofré, está concebida bajo los parámetros de una instalación escénica, cuya principal materialidad son decenas de bidones de agua reciclados que cuelgan desde el techo. La acción sucede al interior de las oficinas de la empresa Stockman, ahora devenidas en búnker: un lugar cotidiano y, a la vez, peligroso.
“Nos embarcamos en ORINOCO como una búsqueda narrativa. En momentos de desesperación, con esa sensación de estar acorralados por el futuro, la posibilidad de un mapa, de una quimera, de iniciar una nueva historia para nosotros, nos fue seduciendo cada vez más. Y así, con Susana, Pablo y Felipe, intentamos escudriñar el mapa de esta obra que nos hablaba directamente a nosotros, a nuestra época. Iván, de alguna manera, nos entregó un mapa: enigmático, sugerente. Creo en contar historias. Y ORINOCO, con sus dosis de misterio, violencia y discurso, es una gran historia”, sentencia el director Marcelo Leonart.
El proyecto contempla la realización de una función especial -el miércoles 23 de julio- con intérpretes en Lengua de Señas Chilena (LsCh), dirigida, especialmente, a la comunidad sorda.
¿CUÁNDO? Desde el 16 de julio hasta el 2 de agosto Miércoles a sábado a las 20:00 hrs. ¿DÓNDE? Teatro la Memoria, Bellavista 0503, Providencia ¿CUÁNTO? $10.000.- General $ 5.000.- Estudiantes, adulto mayor, personas con discapacidad MÁS INFORMACIÓN AQUÍ
FICHA ARTÍSTICA
Idea original: Pablo Muza
Dramaturgia: Iván Fernández
Dirección: Marcelo Leonart
Elenco: Susana Hidalgo, Pablo Muza, Felipe Zepeda
Participación especial de Nona Fernández en la voz en off de “Lorena”
Diseño integral: Nicolás Jofré
Asistencia de diseño: Isidora González
Composición musical y diseño sonoro: Alejandro Miranda
Producción: Francisca Babul
Asistencia de producción: Francisca Ortiz
Diseño gráfico: AGENCIARRR
Fotografías: Maglio Pérez
Material audiovisual: Reina Fungi Films y AGENCIARRR