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Turismo y Patrimonio

LA UNESCO DECLARA PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD LAS MOMIAS CHINCHORRO

Al menos dos milenios antes que los egipcios, la cultura Chinchorro ya momificaba a sus muertos. Un rito funerario complejo y sorprendente, que puedes descubrir en un viaje ancestral por el norte de Chile.

Hoy 27 de julio el Comité de Patrimonio Mundial de UNESCO aprobó en París la Declaratoria de la Cultura Chinchorro de Chile como Patrimonio Mundial de la Humanidad.

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Hace unos 9 mil años, pequeños grupos humanos comenzaron a asentarse en las costas del desierto de Atacama, el más árido del planeta. Dos milenios más tarde, estos grupos de pescadores desarrollaron una complicada técnica de momificación artificial de sus muertos, la que perduró por casi 4 mil años. Hoy se les conoce como cultura Chinchorro, nombre dado porque las primeras evidencias científicas se encontraron en la playa de ese nombre, ubicada al norte de la ciudad de Arica.

Su sistema de vida dependía de los recursos que les entregaba el mar a través de la pesca, la caza y la recolección.

No desarrollaron grandes construcciones, ni agricultura, tampoco tuvieron conocimientos de cerámica o elaboraron herramientas muy complejas, por esta razón aún es un misterio entender cómo una cultura de vida simple, donde la lucha por la sobrevivencia era prioritaria, pudo generar un rito funerario tan complejo como la momificación.

UN VERDADERO ARTE FUNERARIO

Cuando hablamos de momificación en el norte de Chile, hay que distinguir el proceso natural de desecamiento de un cadáver provocado por la salinidad y sequedad del desierto, del proceso artificial, donde intencionalmente se altera un cuerpo para evitar la descomposición.

Se estima que alrededor del 5000 a.C., la Cultura Chinchorro comenzó la momificación artificial, que consistía en remover, eviscerar y secar con fuego o cenizas los cuerpos, para luego rellenarlos y modelarlos con palos, arcilla, lana y fibras vegetales. Las momias fueron variando en técnica y complejidad con los años, pasando de verdaderas efigies o estatuas funerarias, a simplemente cubrir los cuerpos con una capa de barro. Ya hacia el 1500 a.C., abandonaron este rito funerario por completo, por motivos que aún se desconocen.

Un aspecto importante es que se momificaba sin distinción de clase, edad ni género ¡Incluso a los fetos! Aunque se desconoce exactamente qué rol cumplían las momias, se cree que había una necesidad de venerar a los antepasados y mantener el contacto cotidiano con sus muertos. Las momias no permanecían en la comunidad para siempre, después de algún tiempo, las enterraban en tumbas excavadas a poca profundidad, en lugares cercanos a las playas. Se han encontrado grupos de momias formados por hombres, mujeres y niños, o también entierros múltiples con cuerpos enterrados a diferentes profundidades.

MÁS ALLÁ DE LAS MOMIAS

La Cultura Chinchorro se desarrolló en la actual costa del Perú y principalmente en la región de Arica y Parinacota.

Pese a su extrema aridez, esta zona es sumamente rica en recursos marinos gracias a la corriente de Humboldt, por lo que disponían de una variada cantidad de alimentos. Además, las quebradas que llegan al mar, aportan agua dulce, así como especies animales y vegetales, de donde obtenían insumos para desarrollar sus técnicas de momificación, para vestirse y crear herramientas sencillas.

Fabricaban anzuelos de conchas y también de cactáceas. Hacían sedales de fibras vegetales y los reforzaban con cabellos humanos o pelos de animales.

Las pesas para la pesca las obtenían puliendo piedras, a las que daban forma de un pequeño cilindro. Extraían juncos y totoras de los pantanos para torcerlos y trenzarlos, fabricando con ellos cestos para sus alimentos, cobijas para el abrigo y faldellines para su uso personal.

Su vida estaba fundamentada en torno a grupos familiares que se desplazaban entre distintos campamentos. Esto probablemente se debía a la disponibilidad de productos del mar, que podrían haber variado por cambios climáticos cíclicos provocados por el fenómeno del Niño o a la sobreexplotación y agotamiento temporal de recursos en algunas caletas, lo que los obligaba a reubicar sus campamentos o volver a alguno antiguo.

Uno de los aspectos más fascinantes de su cultura es el especial cuidado que pusieron en el tratamiento funerario de sus niños, los recién nacidos e incluso sus fetos, lo que sugiere que eran considerados miembros de su grupo social merecedores de recibir los mismos honores funerarios que el resto de los individuos. Lo que ahora nos parece normal, para las sociedades de cazadores recolectores no lo era tanto, ya que en la mayoría de las culturas los niños recién nacidos no formaban parte de su grupo social hasta pasar ciertos ritos, como el adquirir un nombre. Previo a estos ritos, los recién nacidos eran considerados seres incompletos y si fallecían, no se hacía duelo.

Los Chinchorro no desaparecieron misteriosamente, sus descendientes continuaron viviendo en la misma localización, pero sí cambio la complejidad de su sistema político y social. Además, abandonaron la práctica de la momificación artificial. En el sistema funerario de las poblaciones post–Chinchorro los cuerpos eran enterrados en una posición flectada y se momificaban naturalmente consecuencia de la sequedad y salinidad del desierto.

Relatos Turísticos Patrimoniales / Arica y Camarones
Instituto del Patrimonio Turísticos Universidad Central de Chile   

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